Viajar es irse, fugarse, moverse siempre hacia adelante y de vez en cuando regresar para de nuevo volver a partir

martes, 13 de noviembre de 2007

Viaje nocturno




Todo es tan distinto por la noche, es ese otro mundo que se esconde del sol
el que se nos muestra, cuando caminamos por una ciudad al abrigo de la luz de la luna accedemos mejor a sus secretos más profundos.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Una lugar mágico

Camino de Murcia a Almería, una vez pasado el pueblo de Águilas y justo en el límite de las dos provincias se encuentran un grupo de pequeñas playas entre las que destacan en terreno de Murcia la Cala Reona, y ya en tierras almerienses están Cala Cerrada (en la foto) y Cala Taray en la Playa de las Palmeras; merece la pena parar para darse un baño en sus aguas cálidas y disfrutar de la luz y el sol. En Cala Cerrada y Cala Taray aún quedan algunas cuevas en las que vivían durante las temporadas de verano los pescadores y sus familias, como en esta de la imagen, que aprovecha la formación de la rocas para crear una imagen de fantasía.






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En la carretera

Camino del sur somos los cíclopes de la imagen
nuestra cámara es nuestro único ojo, el ojo que todo lo ve.

sábado, 3 de noviembre de 2007

CL 116 Una parada en Hortezuela


Una parada fugaz en Hortezuela, un pequeño pueblo de Soria situado en la carretera CL 116 que une el Burgo de Osma y Almazán y que recorremos a menudo cuando viajamos desde Pucela a Zaragoza.







la ermita y el cementerio; la soledad matrimoniada con el abandono cobra su máxima expresión en el pequeño Camposanto de este pequeño pueblo.




Una gasolinera y un pequeño aserradero mantienen con vida este pequeño pueblo.


Rutas muy interesantes que recorrer, en esta foto el cartel de la ruta SLC. SO 35, transcurre por bosques que guardan en ellos aún la magia de la naturaleza prístina y muchos secretos; caminando por estas sendas se barrunta mucha vida: tenemos impresas en nuestras retinas imágenes casi mágicas, hemos sido testigos por ejemplo, del paso fugaz de un ciervo macho enarbolando el todo orgulloso una enorme cornamenta, verle muy pausado dirigirnos una mirada indiferente para luego desaparecer de un salto adentrándose en la frondosidad del bosque.