Viajar es irse, fugarse, moverse siempre hacia adelante y de vez en cuando regresar para de nuevo volver a partir

jueves, 24 de diciembre de 2015

Noviembre en Nueva York





Nueva York... En mis oídos resuena en un bucle infinito el estribillo de de la canción que Frank Sinatra dedicó a la capital del mundo... "New York, New York..." Estamos en Noviembre y hace frio, pero todo es maravilloso.



Recorremos las rutas trilladas que los millones de turistas recorren cada año, es una ciudad cosmopolita y pertenece un poco a todos, realmente me gustaría pasar un años sabático viviendo allí, entre sus rascacielos, puede que algún día lo intente, o al menos pasar unos unos meses.





Esta ciudad no duerme, no para nunca, es la meca del capitalismo y del ocio.




Los sentidos abrumados por los intensos estímulos continuos nos conducen a un estado de conciencia especial, alterada, es una pequeña catarsis, un síndrome de Stendhal de lo grande, lo imponente, lo hermoso... ¡Nos vemos tan pequeños! y un poco aplastados el poder que emana esta ciudad.







Central Park, el pulmón de la ciudad, entre las moles de hormigón, acero y cristal existe un sitio donde perderse y relajarse, un lugar donde descansar del mundanal ruido.







Y siempre omnipresente la bandera, esa bonita bandera que los une a todos y representa a una gran nación, y siento respeto y admiración por ellos.